Mercedes García-Reyes Ramosa, Alejandro Villena Ferrerb,
José Mª del Campo del Campoc,
Jesús López-Torres Hidalgod, Nazaret Maldonado del Arcoe, Ignacio Párraga Martínezf
a Médico de Familia. Centro de Salud Zona III (Albacete).
b Médico de Familia. Centro de Salud Zona V-B (Albacete).
c Médico de Familia. Centro de Salud de Ossa de Montiel (Albacete).
d Médico de Familia. Área de Investigación, Docencia y Formación del SESCAM.
e Médico de Familia. Unidad de Medicina Paliativa. Complejo Hospitalario Universitario de Albacete.
f Médico de Familia. Centro de Salud Zona VI (Albacete).
Correspondencia: Mercedes García-Reyes Ramos. Centro de Salud Zona III, Plaza de la Mancha s/n, 02001 - Albacete. Tfno.: 967509982.
Recibido el 22 de abril de 2007.
Aceptado para su publicación el 19 de mayo de 2007.
RESUMEN
Objetivo. Determinar los factores de riesgo asociados a las caídas de los pacientes mayores de 65 años residentes en la comunidad.
Diseño. Estudio observacional de casos y controles.
Emplazamiento. Consultas de Atención Primaria.
Participantes. 69 pacientes de 65 o más años con antecedentes de caídas durante el año anterior (casos) fueron comparados con otros 69 pacientes de igual edad, pero sin dichos antecedentes (controles).
Mediciones principales. Circunstancias de las caídas (número de caídas en el último año, causa aparente, necesidad de ayuda o de asistencia sanitaria y consecuencias, etc), práctica de ejercicio físico, apoyo social, hábitos tóxicos, enfermedades, dificultades visuales o auditivas, consumo de medicación (fármacos predisponentes, automedicación y cumplimiento), situación funcional (índice de Katz), variables antropométricas y datos sociodemográficos.
Resultados. En los casos fueron significativamente más frecuentes las siguientes exposiciones: sexo femenino (OR: 2,9), obesidad (OR: 2,3), consumo diario de alcohol (OR: 2,8), enfermedades neurológicas (OR: 4,1), Diabetes Mellitus (OR: 2,2) e incapacidad funcional (OR: 4,2).
Conclusiones. Entre los factores predisponentes de caídas en los ancianos aparecen factores de riesgo modificables como son la obesidad y el consumo diario de alcohol. La diabetes y las enfermedades neurológicas, especialmente demencias y secuelas de ACV, son las enfermedades relacionadas con mayor frecuencia.
Palabras clave. Caídas, ancianos.
ABSTRACT
Risk factors for falls in the elderly
Objective. To determine the risk factors associated to falls in community-dwelling individuals of over 65 years.
Design. Observational study of cases and controls.
Setting. Primary care centres.
Participants. 69 patients aged 65 years or over with a history of falls in the previous year (cases) were compared with another 69 patients of the same age who had no history of falls (controls).
Main measurements. Circumstances of the fall (number of falls in the last year, apparent cause, need for help or healthcare and consequences, etc.), physical exercise, social support, toxic habits, diseases, sight or hearing difficulties, medication (predisposing drugs, self medication and compliance), performance status (Katz index), anthropometric and sociodemographic data.
Results. The following factors were more frequent in the cases: female sex (OR: 2,9), obesity (OR: 2,3), daily alcohol consumption (OR: 2,8), neurological disease (OR: 4,1), Diabetes Mellitus (OR: 2,2) and functional incapacity (OR: 4,2).
Conclusions. Some of the predisposing factors for falls in the elderly can be modified, such as obesity and daily alcohol consumption. Diabetes and neurological diseases, especially dementia and CVA sequelae are the most frequently related diseases.
Key words. Falls, elderly.
De este estudio fue presentada una comunicación oral en el IV Congreso de Atención Primaria de Castilla-La Mancha, celebrado en Guadalajara durante los días 12 a 14 de junio de 2003.
INTRODUCCIÓN
Algunos autores han definido las caídas como la precipitación involuntaria hasta el suelo acompañada o no de lesiones secundarias1.Es importante destacar que alrededor del 33% de las personas mayores de 65 años que viven en la comunidad, y que por lo tanto no están institucionalizadas, se caen al menos una vez al año1,2. Este porcentaje aumenta de manera progresiva conforme se incrementa la edad de la población2-4, y llega a ser hasta del 50% en el caso de la población institucionalizada5. El 50% de los ancianos que han sufrido una caída en el año anterior volverán a caerse durante el año siguiente1,2,6-8.
Aún con todos estos datos, las caídas en los ancianos son un problema infradiagnosticado, ya que éstos, sobretodo cuando no existen consecuencias físicas, no suelen acudir al sistema sanitario. Aún así, son el primer motivo de consulta en urgencias hospitalarias de traumatología9, constituyen la sexta causa de muerte y representan un coste anual de más de diez billones de dólares9.
Las caídas en los ancianos presentan una etiología multifactorial10, influyendo en ellas tanto factores intrínsecos (edad, medicación, enfermedades crónicas) como extrínsecos (seguridad en el hogar, soledad, calzado adecuado) a la persona. La identificación de estos factores de riesgo se puede obtener en un 95% de los casos a partir de la exploración física y la historia clínica del paciente. Por otra parte, las caídas en personas mayores están consideradas como el prototipo de los grandes síndromes geriátricos, tienen sus propios factores de riesgo11,12, y éstos varían según las características personales de la población, así como también es influyente el medio en el que viven. Generan gran cantidad de lesiones e incapacidades, e incluso en algunos casos pueden causar la muerte.
En general, las caídas tienen una gran repercusión y son causa de graves consecuencias13, tanto a nivel físico14 como psicológico15, económico y social (miedo a caer16,17, hospitalizaciones prolongadas, intervenciones quirúrgicas, inmovilidad, pérdida de funcionalidad16,18 e incapacidad. El 70% de las muertes por accidente en mayores de 75 años son debidas a caídas14,19. Sin embargo, a pesar de la importancia que tiene este problema, existen pocos estudios en la población mayor no institucionalizada20-21.
El objetivo del estudio es determinar los factores de riesgo asociados a las caídas de los pacientes mayores de 65 años residentes en la comunidad.
METODOLOGÍA
Se trata de un estudio observacional analítico de casos y controles, desarrollado durante los meses de abril y mayo de 2003 en el ámbito de atención primaria. En cuatro consultas de Medicina Familiar fueron seleccionados, consecutivamente, 69 pacientes de 65 o más años con antecedentes de caídas durante el año anterior (casos). Simultáneamente, otros 69 pacientes de igual edad, pero sin dichos antecedentes (controles), fueron seleccionados a partir de la población en la que se originaron los casos. Tanto casos como controles fueron seleccionados entre los pacientes que acudieron espontáneamente a la consulta durante el periodo de estudio.
El tamaño muestral corresponde a un riesgo alfa de 0,05, un riesgo beta de 0,10 y una diferencia de proporciones de exposición a factores de riesgo de caídas del 30%.El número de casos fue similar al número de controles y éstos fueron apareados por edad (± 5 años). Cuatro entrevistadores, médicos de familia en los Centros de Salud de Quintanar del Rey (Cuenca), Ossa de Montiel (Albacete) y Zona V-B (Albacete), mediante entrevista personal semiestructurada realizada en las consultas, obtuvieron la información necesaria, tanto de los casos como de los controles.
En dichas entrevistas se obtuvo información sobre las circunstancias de las caídas (número de caídas en el último año, causa aparente, actividad realizada en el momento de producirse la caída, momento y lugar, necesidad de ayuda o de asistencia sanitaria y consecuencias), práctica de ejercicio físico, tipo de convivencia, apoyo social, hábitos tóxicos, enfermedades, dificultades visuales o auditivas, consumo de medicación (fármacos predisponentes, automedicación y cumplimiento), situación funcional (índice de Katz), variables antropométricas (talla y peso) y datos sociodemográficos (edad, sexo y medio rural o urbano).
La información obtenida fue codificada e introducida en una base de datos procediéndose después a su depuración y análisis. Se realizó, en primer lugar, una descripción de las variables estudiadas y, a continuación, un análisis comparativo mediante pruebas de comparación de proporciones (Chi-cuadrado y test exacto de Fisher) entre sujetos con y sin antecedentes de caídas. Como medida de asociación se calculó la razón de odds junto a su intervalo de confianza al 95%. Los datos fueron analizados mediante el programa estadístico SPSS 14.0.
RESULTADOS
La edad media de los casos fue de 74,3 años ± 6,1 DE y la de los controles de 73,8 ± 5,6 DE. En los casos las caídas ocurrieron con mayor frecuencia al caminar o al realizar las tareas domésticas (66.2%), fueron atribuidas, sobretodo, a resbalones o traspiés (60.8%), ocurrieron con más frecuencia en el domicilio (55.1%) y en la calle (34,8%), había necesitado ayuda para levantarse el 60,9% de los ancianos, produjeron alguna fractura en el 26.1% de los casos y recibió asistencia sanitaria el 55.1% de los afectados. El número medio de caídas producidas durante el último año fue de 1,7 ± 1,1 DE (rango 1 a 6). Más de la mitad de las caídas (57,3%) habían ocurrido entre las 9 y las 12 horas de la mañana, especialmente durante los meses de primavera (63,6%).
El número medio de enfermedades (2,8 en ambos grupos) y de medicamentos consumidos de forma crónica (2,7 en casos y 2,5 en controles) no fue significativamente diferente en casos y controles. Entre las enfermedades, únicamente la Diabetes y las enfermedades neurológicas estaban presentes con mayor frecuencia entre los casos. En cuanto a los grupos farmacológicos, en ninguno de ellos se observó un consumo predominante en casos respecto a controles. En la tabla 1 se muestra la distribución del resto de las variables estudiadas tanto en casos como en controles.
Tabla 1. Distribución de las variables estudiadas en casos y controles. NS: no significativa.
En los casos fueron significativamente más frecuentes las siguientes exposiciones:
- Sexo femenino (73,9% en casos vs 49,3% en controles, p = 0,003, OR: 2,9, IC 95%: 1,4-5,9).
- Obesidad (43,9% en casos vs 25,5% en controles, p = 0,03, OR: 2,3, IC 95%: 1,1- 4,9).
- Consumo diario de alcohol (34,8% en casos vs 15,9% en controles, p = 0,01, OR: 2,8, IC 95%: 1,2-6,4).
- Enfermedades neurológicas (20,3% en casos vs 5,8% en controles, p = 0,01, OR: 4,1, IC 95%:1,3-13,3).
- Diabetes Mellitus (37,7% en casos vs 21,7% en controles, p = 0,04, OR: 2,2, IC 95%: 1,1-4,6).
- Incapacidad funcional (16,2% en casos vs 4,3% en controles, p = 0,02, OR: 4,2, IC 95%: 1,1-15,9).
DISCUSIÓN
En nuestro estudio las caídas ocurrieron con mayor frecuencia al caminar o realizar las tareas domésticas (60.2%) y fueron atribuidas sobre todo a resbalones o traspiés (60.8%)22. Estos resultados están en concordancia con los obtenidos en otros estudios en los cuales también fue el domicilio el lugar donde ocurrieron con mayor frecuencia (55.3%). Según Pujiula et al23, las caídas ocurren principalmente en casa (61%) debido sobretodo a causas ambientales (40%), y en personas que presentan problemas de movilidad. En un estudio realizado por Porta et al24 las caídas tuvieron lugar con más frecuencia en el dormitorio y durante la realización de las actividades de la vida diaria como aseo, baño e higiene. En este sentido, Tinetti et al25 sugieren que los factores del entorno pueden influir en el riesgo de sufrir caídas graves, independientemente de los factores predisponentes propios de los pacientes.
Otros estudios realizados en población institucionalizada24 atribuyen estas caídas producidas en el dormitorio a la transferencia silla-cama, siendo escasa la importancia de las alteraciones del entorno en los episodios de caídas frente a los factores relacionados con el propio paciente. Existen otros estudios26 en los que las caídas se asociaron de forma independiente al cambio de domicilio (anciano golondrina), seguramente en relación con un entorno nuevo y desconocido.
Desde el punto de vista preventivo, con frecuencia se trata de factores de riesgo modificables mediante una simple inspección del entorno y la introducción de pequeños cambios en el domicilio, pudiendo contribuir fácilmente a una disminución del número de caídas en la población anciana.
En nuestros casos requirió asistencia sanitaria el 55,1% de los pacientes, porcentaje superior al encontrado en otros estudios revisados22,23, en los cuales dicha proporción fue del 30 al 45,4%. La explicación podría radicar en la variabilidad en el acceso a los servicios sanitarios, relacionada con el medio rural o urbano, y en los hábitos de cada población. Observamos una incidencia de fractura del 26.1% en los casos, muy superior a la de otros estudios22,23 en los que fue de 10,4% y 7,8%. En nuestro caso, frente a los estudios mencionados, se podría atribuir la elevada proporción de fracturas a un mayor predominio de población del medio rural, donde podría existir un mayor riesgo de caídas, tanto por la dedicación a las labores del campo como por un peor acondicionamiento de las viviendas en comparación con las de la ciudad.
En concordancia con los resultados de otros autores22,27-29, hemos observado una mayor proporción de mujeres entre los ancianos con antecedentes de caídas. Esta asociación sería explicable, al menos parcialmente, por una mayor longevidad en las mujeres y una mayor presencia de osteoporosis en las mismas.
Respecto a las enfermedades de los pacientes estudiados, hemos comprobado entre los casos una mayor frecuencia de enfermedades neurológicas, especialmente ACV y demencias, y otras enfermedades crónicas como Diabetes Mellitus, al igual que sucede en la mayor parte de la bibliografía consultada24,26,28-30, si bien, dicha asociación no siempre ha sido objetivada31-32. En un estudio previo26 determinados fármacos se asociaron con una mayor incidencia de caídas en los ancianos, entre ellos la insulina.
Otra de las variables asociadas a un mayor riesgo de caídas ha sido el consumo de alcohol. Este hallazgo no ha sido constatado en los estudios consultados, probablemente por tratarse de un factor infraestimado en la población anciana y de un hábito muy variable en diferentes ámbitos geográficos.
Otro de los factores asociados a un mayor riesgo de caídas fue la obesidad, lo que podría guardar relación con la disminución de agilidad asociada a la misma. Tampoco en la bibliografía consultada hemos encontrado una clara relación asociación entre caídas e índice de masa corporal5,33.
Por último, en nuestros resultados, observamos una asociación estadísticamente significativa entre caídas e incapacidad funcional, evaluada mediante el Índice de Katz. Diversos estudios34,35 han puesto de manifiesto la asociación que existe entre la dependencia para las actividades básicas de la vida diaria y un mayor riesgo de caídas. Según Pujiula23, las caídas ocurren principalmente en ancianos con problemas de movilidad y un nivel de dependencia elevado. Se ha destacado36 la importancia de la valoración funcional en relación con la planificación de políticas de salud pública, entendiendo como tal valoración tanto la dificultad para realizar tareas motoras a nivel individual como aquélla en relación con el desempeño de roles sociales definidos y áreas dentro de un entorno físico y sociocultural.
Como conclusión, los resultados obtenidos nos permiten inferir que existen factores de diversa índole asociados a las caídas. Entre los factores predisponentes de caídas en los ancianos aparecen factores de riesgo modificables como son la obesidad y el consumo diario de alcohol. La diabetes y las enfermedades neurológicas, especialmente demencias y secuelas de ACV, son las enfermedades relacionadas con mayor frecuencia.
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