José Luís Turabián Fernándeza y Benjamín Pérez Francob aTutor de residentes de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud “Santa Mª de Benquerencia” de Toledo. Unidad Docente Multiprofesional de Atención Familiar y Comunitaria de Toledo. bTutor de residentes de Medicina Familiar y Comunitaria. Centro de Salud “Estación” de Talavera de la Reina. Unidad Docente Multiprofesional de Atención Familiar y Comunitaria de Talavera de la Reina (Toledo). RESUMEN Con esta segunda entrega continúa la publicación de una serie de cuatro artículos muy especiales, sobre la historia del maestro sabio, Gin y Seng, y su aprendiz de nombre cambiante. En una clara alegoría a la formación de los médicos internos residentes, los autores nos van describiendo las etapas por las que pasan los residentes, desde sus inicios titubeantes (primavera) hasta su actuación independiente (invierno), y nos dan las claves de lo que debe ser la labor de tutorización, desarrollando un completo curso de formación para tutores de residentes. Revista Clínica de Medicina de Familia quiere así hacer un pequeño hueco en sus páginas para una de las labores fundamentales de muchos de nuestros lectores, que tienen en sus manos la responsabilidad de formar a los futuros especialistas. Palabras clave: Educación Médica. Tutorización. Docencia. Médico interno residente. ABSTRACT The wise master or the thirty thousand laws of the four seasons (part 2) Following the publication of a series of four very special articles on the story of the wise master, Gin and Seng, and his apprentice with changing name, here is the second part of the series. In a clearly allegorical story of the training period of hospital medical residents, the authors describe the different stages that residents go through, from their hesitating start (spring) to their independent performance (winter), while providing the keys to the correct tutoring tasks, creating a complete training course for medical residents tutors. Revista Clínica de Medicina de Familia thus intends to create a small space in its pages for one of the essential tasks of many of our readers who bear the responsibility of training future specialists. Keywords: Medical education. Tutoring. Teaching. Resident medical intern. Capítulo 10. La formación del aprendiz: el verano Mediodía. El Maestro Gin y Seng observa, con su habitual brillo en los ojos, el sol que está en su apogeo y cómo reinan su luz y calor. En la formación del aprendiz es época de madurez, de cosecha, de abundancia y celebración. El corazón, nuestro sol interior, se abre en amorosa confianza y lo abarca todo. Durante el verano, cuando el clima es cálido y hay abundante luz solar, muchas plantas y animales se desarrollan más. El pequeño retoño verde madura hasta convertirse en una planta adulta y empieza a producir semillas. Las frutas y los vegetales se hacen más grandes y empiezan a madurar. Las ramas de los árboles crecen varios centímetros más. En el verano los cachorros de animales que nacieron durante la primavera crecen y se vuelven más fuertes. Los renacuajos se convierten en ranas adultas. Los pajaritos bebés que en primavera rompieron el cascarón, crecen y aprenden a buscar su propio alimento. - ¡Ah, el tesoro del verano! –suspira el Maestro Gin y Seng, sentado en la silla de su despacho-. Llegó el momento de disfrutar de los frutos del tiempo y el esfuerzo. Todo ha madurado, y nosotros también. El premio de la cosecha ha llegado y hay que agradecer los dones de la vida y celebrar con los demás generosamente la abundancia estival. - Para lograr el tesoro del verano, el aprendiz ha de aceptarse y quererse, por encima de sus errores y defectos, pues es una mezcla de sombra y luz, como todos. Necesita no tener voluntad de enfado, de tal modo que las cosas alcancen su plenitud con hermosura y que la energía salga al exterior a través de la transpiración, como enamorada del mundo exterior. Este es el modo que el maestro debe de alimentar la vida en respuesta al verano –dice dulcemente, en voz baja, como para sí mismo, el Maestro Gin y Seng. Y escribe en un papel que luego coloca bien visible en la pared: ¿Cómo encontrar el tesoro del verano? Aplicando las leyes, por mí descubiertas, de: La Ley de la Visión Panorámica La Ley de la Sospecha y la Duda La Ley del Rayo Verde La Ley del Ulises de James Joyce La Ley de Todas las Habitaciones Importantes Deben Dar al Sur La Ley Scout La Ley del Termostato Capítulo 11. Ley de la visión panorámica El Maestro Gin y Seng estaba con su aprendiz, que ahora era un grillo de color negro y de patas poderosas y alas bien desarrolladas, que no paraba de chirriar moviendo sus élitros a grandes velocidades, lo que resultaba bastante molesto.... «¿Por qué los jóvenes escuchan la música tan alta?» -se preguntó mentalmente el maestro. Un día en que Joven-Grillo-Común no tenía puesta muy alta la música chirriante de sus élitros, le preguntó el Maestro Gin y Seng: -Te voy conociendo poco a poco y, aunque ya hemos conversado algo sobre qué aprendizajes te gustaron más y qué especialidades son más de tu agrado, me gustaría conocer algo más, como por qué escogiste esta materia, qué papel te ves asumiendo en el futuro, qué sentimientos tienes ahora sobre el aprendizaje, qué personas han influido más en ti, qué experiencia educativa fue más gratificante o qué planes futuros tienes. -Mmm....., creo que... la biología..., pero la mecánica de coches..., y el periodismo... -comenzó a contar el Joven-Grillo-Común. Cuando terminaban de conversar, el Maestro Gin y Seng le dijo: -¡Vaya, vaya! Hemos descubierto la importantísima ‘Ley de la Visión Panorámica’. -¡¿La publicaremos en el Journal of the International Society for Shamanistic Research and Teaching?! –preguntó alborozado el aprendiz. -Bueno…, quizás haya que reflexionar un poco más sobre esta ley antes de publicarla –aclaró el Maestro Gin y Seng, y continuó-. Seguro que entiendes esta ley. Al recopilar más información sobre una situación, como hemos hecho sobre ti ahora, llegas a tener una visión panorámica más amplia, más completa de ese hecho. Normalmente vemos los datos desde una única perspectiva: la nuestra. Pero hay una visión panorámica. Al buscar esa visión amplia, mantenemos la importancia de nuestro punto de vista, sin ignorarlo ni reprimirlo, pero nos damos cuenta de que siempre es posible expandirlo incluyendo las perspectivas de los otros. Esta visión panorámica es como la de los pintores cubistas: el análisis de un objeto visto tras una sucesión de observaciones y pintado simultáneamente desde todos los puntos de vista posibles. Todos los elementos incluidos en un cuadro cubista contribuyen a exponer una imagen total. -La visión panorámica es como el proceso de abrir puertas y ventanas y ver cómo la luz ilumina los contextos y las relaciones, aclarando la comprensión de una situación o problema –concluyó el Maestro Gin y Seng. Y comenzó a meditar....: «enseñar gradualmente según las necesidades y capacidades del aprendiz, enseñar el significado general y el significado particular». Finalmente, escribió en su pizarra: En el momento en que queremos limitar algo, lo volvemos estrecho. Cuando uno deja las cosas libres, es como el cielo vasto, es como el océano sin límites. Capítulo 12. Ley de la Sospecha y la Duda El aprendiz, que ahora tenía el aspecto de un cuco, con su cabeza y dorso gris, pico fino, alas puntiagudas y el sonoro ”cu-cu” que llenaba la pequeña habitación de consulta, estaba recibiendo nuevas enseñanzas. El Joven Cuco tenía montones de dudas sobre ese tema..., cómo hacer los deberes..., y montones de preguntas. El Maestro Gin y Seng, con su habitual perspicacia, se dio cuenta de la situación, y le dijo: -¡Joven-Cuco, observándote he descubierto la trascendental ‘Ley de la Sospecha y la Duda’! Te agradezco infinitamente tu ayuda para haber podido realizar este hallazgo clave en el desarrollo científico. Joven-Cuco dejó de hacer “cu-cu” de lo sorprendido que estaba. El Maestro continuó: -El título que ostento, mi dedicación profesional a la Hechicería Docente, y la observación de tu trabajo, me permiten entender la tarea de “sospechar”, de ejercer la sospecha. No es tanto la generalización del acto de sospechar de que en todo pueda existir un enmascaramiento, una manipulación, simplemente es ejercer el oficio de sospechar en casos y circunstancias concretas. ¿No te has planteado que esa información que te doy tal vez no sea adecuada...? No puedo, como “sospechador” dejar de sospechar, de inquirir lo que está detrás, debajo o dentro de los fenómenos. El “yo no lo sé” es el comienzo de la investigación, la creación y el aprendizaje. Si Isaac Newton no hubiera tenido esa actitud, su célebre manzana podría haber caído como el granizo ante sus ojos, sin otra consecuencia que la de haberle estimulado a recoger unas cuantas para comérselas –concluyó el Maestro Gin y Seng. Como le ocurría en ocasiones, el Maestro Gin y Seng se quedó pensativo, meditando. «Usar razonamientos válidos, para evitar hablar incorrectamente» -pensó el Maestro, y lo escribió en su pizarra. Capítulo 13. Ley del Rayo Verde El aprendiz, que ahora es una fruta que comienza a madurar, estudia nuevas materias. -¡Es asombroso! –exclamó Joven-Fruta-Que-Comienza-A-Madurar. Mientras hago el trabajo e intento sobrevivir con todas estas experiencias interesantes que estoy teniendo..., no sé como, pero empiezo a disfrutar. ¿Qué estoy aprendiendo? ¿Música? ¿Matemáticas? ¿Arte? ¿Biología? ¿Fotografía? ¿Cocina? Cualquiera que pueda ser, comienza a producirme una alegría maravillosa que se hace sitio en mis ocupados horarios. En estos momentos, cuando estudio y estoy enredado con las dificultades del aprendizaje, en vez de pensar que me gustaría que existiera un mecanismo que te lo implantaran en el cerebro y que, de repente, ¡zas!, lo supiera y comprendiera todo, pienso que no me gustaría, la verdad, que ese conocimiento me llegara de repente, porque en ese caso me perdería el placer de aprender. Es cómo si lo único que mueve a estudiar es el placer de aprender –explicó la joven. -¡Ajá, efectivamente! –contestó el Maestro Gin y Seng-, hemos descubierto la ‘Ley del Rayo Verde’. De esta sí que nos hacemos famosos, Joven-Fruta-Que-Comienza-A-Madurar. El rayo verde es ese último rayo de sol justo antes de desaparecer en circunstancias particulares. Está ampliamente explicado en la novela de Julio Verne y en la película de Eric Rohmer. ¡Qué asombroso!, disfrutar de una maravilla de la naturaleza..., pero, si lo piensas bien, en el aprendizaje, a diario, siempre hay algún rayo verde. «Lo único que tienes es que estar preparado para verlo y para hacérselo ver al estudiante» –pensó el Maestro. -Las maravillas en el aprendizaje que te asombran como el rayo verde son cosas aparentemente normales, pero de una belleza interior deslumbrante. También son momentos que ayudan al profesional hechicero docente a disfrutar de su tarea –explicó el Maestro Gin y Seng, que se quedó concentrado mirando un punto indefinido del lejano horizonte... «El Maestro es cómo un médico y sus enseñanzas son como la medicina; el aprendiz es como el paciente» -recitó mentalmente el Maestro Gin y Seng. Y escribió en la pizarra: Una torre tachonada de joyas y del tamaño del mundo emerge de la tierra. Capítulo 14. Ley del Ulises de James Joyce El aprendiz tenía ahora el aspecto de una mosca doméstica, con sus dos alas membranosas, y su cuerpo alargado, segmentado y cilíndrico, y revoloteaba por la clase mientras atendía las lecciones. Le resultó relativamente fácil identificar un concepto sobre geometría, pero en cuanto reflexionaba un poco más profundamente sobre ello, le resultaba tan difícil como aprender las numerosas vocales del árabe... Y así le pasaba a Joven-Mosca-Doméstica casi con cada tema. Parecían problemas simples, pero sin saber cómo, se hacían profundos y complejos..., «¿Qué pauta aplico?» -pensaba la desdichada Joven-Mosca-Doméstica. -¡Eureka! –interrumpió el Maestro Gin y Seng- ¡Hemos descubierto la ‘Ley del Ulises’! -¿Lo de Homero e Ítaca y eso? –preguntó indecisa Joven-Mosca-Doméstica, mientras se posaba en la mesa de la habitación. -No, el Ulises de Joyce, el novelista y poeta irlandés cuya agudeza psicológica e innovadoras técnicas literarias expresadas en su novela épica “Ulises” le convierten en uno de los escritores más importantes del siglo XX –aclaró el Maestro, con la misma voz que hubiera usado para explicar su descubrimiento en una reunión plenaria de la International Society of Shamanistic Research and Teaching-. La novela describe los eventos ordinarios, pero al mismo tiempo profundos y turbulentos, de un único día en la vida de Leopold Bloom, y nos remite al inestimable valor de la vida humana. El “Ulises” nos muestra que el detalle y complejidad de un individuo contiene en su interior la profundidad de la totalidad de la experiencia humana, y recuerda el peligro de la generalización, siendo siempre necesario probar lo general contra lo particular. Todas las personas damos significados al mundo a través de nuestras experiencias individuales. Cada individuo particular es único e infinitamente fascinante. Una mirada atenta a las actividades del día a día nos muestra las grandes similitudes con el etnógrafo que realiza un estudio cualitativo: estamos en los mismos lugares durante largo tiempo, desarrollando relaciones con las personas y sus contextos, y comprendiendo sus visiones y experiencias. «En cada lugar del mundo, por pequeño que sea, se cuela la vida. Y no hay pautas sobre qué hacer con la vida. No se puede cuadricular la vida». El Maestro Gin y Seng, otra vez como concentrado, visualizaba un mándala con la integralidad de las deidades hechiceras docentes. Y escribió en la pizarra: Los tres mil reinos en un simple momento de vida. «La vida, a cada momento, corporifica todos los fenómenos del universo. El Maestro tiene que posibilitarle al aprendiz la comprensión de la verdadera naturaleza de la vida y el Universo» –pensó el Maestro Gin y Seng. Capítulo 15. Ley de Todas las Habitaciones Importantes Deben Dar al Sur Unos días después, el aprendiz, que ahora parecía el sol brillante y cálido que estaba en el cenit, en el medio, y se le notaba orgulloso de ser el elemento más importante en nuestro sistema solar, y de que su interior podría contener más de 1.3 millones de Tierras, y de no ser ni el Sol naciente ni el Sol del atardecer, le presentó al Maestro Gin y Seng una lista de cosas que le llamaban la atención. -Me sorprende la variedad de problemas que se ven en la Naturaleza, la cantidad de cosas que tengo que saber, la necesidad de la toma rápida de decisiones, la cantidad de problemas, el no poder dar soluciones definitivas.... –leía de su lista el Joven-Sol-Brillante-y-Cálido-Que-Estaba-En-El-Cenit. -¡Bravo! –interrumpió con su grito el Maestro Gin y Seng-. ¡Hemos vuelto a descubrir una ley fundamental! La ‘Ley de Todas las Habitaciones Importantes Deben Dar al Sur’. La temperatura de Joven-Sol-Brillante-y-Cálido-Que-Estaba-En-El-Cenit pareció superar los 15.000.000°C con el susto. -La orientación es la primera gran decisión que debe tomarse cuando se planifica la construcción de una casa. Todas las habitaciones importantes deben dar al sur, y sólo las consideradas secundarias miran al norte. Así, el sol es un bien compartido por la mayoría de las estancias –explicó el Maestro Gin y Seng-. Algunas habilidades son las cruciales y su aprendizaje y comprensión reflexiva deben ser la primera gran decisión que debe tomarse. Y escribió en su pizarra: El amor es lo más importante. Capítulo 16. Ley Scout El aprendiz era ahora una tórtola, con su coloración gris-rosáceo con plumas anaranjadas en las alas y la cola negra, y a cada lado del cuello una mancha franjeada de blanco y negro, y emitiendo a ratos un suave “cucurrucu” característico. La Joven-Tórtola-Gris-Rosácea comenzaba a estudiar un problema. De inmediato, interrumpió su reflexión y comenzó a resolver rápidamente el problema. Tenía ya una hipótesis para la solución. Y ya se dirigía de inmediato a solucionar el problema... -¡Otra Ley! ¡He descubierto otra ley fundamental! –interrumpió el Maestro Gin y Seng. Joven-Tórtola-Gris-Rosácea dejó de emitir su “cucurrucu”, esperando acontecimientos. -Es la importantísima ‘Ley de Scout o Explorador’ –dijo orgulloso el Maestro. -¿De los scouts o exploradores, cuya actividad es explorar la naturaleza? –preguntó la Joven-Tórtola-Gris-Rosácea. -Efectivamente –contestó Gin y Seng-. En la construcción de una línea de tren de alta velocidad a través de las montañas del norte de Tokio se precisaron muchos túneles. En el túnel a través del monte Tanigawa, comenzó a brotar agua de un manantial. Los ingenieros comenzaron a hacer planes para drenar el agua, ya que estaba creando importantes problemas. Pero, en el túnel, las brigadas de construcción comenzaron a beber del manantial y a un obrero de mantenimiento se le ocurrió, ya que el agua sabía tan fina, que se embotellara y vendiera como agua mineral en vez de drenarla. La idea se llevó a cabo y el agua apareció en el mercado con la marca Oshimizu. En poco tiempo esta agua mineral llegó a ser muy popular, por el lugar de su fuente, una montaña nevada, y el lento proceso de percloración que ocurría a través de la montaña con unos estratos geológicos inusuales que permitían un alto contenido en calcio, magnesio y potasio... Al poco tiempo, la empresa constructora del ferrocarril, no sólo comercializaba agua mineral, sino que creo una línea de productos que incluían zumos, té y café. Las ventas de Bebidas Oshimizu fueron en 1994 de 47 millones de dólares –explicó el Maestro Gin y Seng. -Siempre preparado para la sorpresa, para lo inesperado –insistió el Maestro-. Se trata de explorar en vez de decidir de inmediato, recoger datos... y encontrar sorpresas que dan grandes ventajas. Se nos ha enseñado a generar hipótesis de solución de problemas lo antes posible. Pero eso es… ¡un ejemplo de aprender a descontextualizar! Así, aprendemos a pensar de inmediato en el problema en vez de en el contexto donde está ese problema, y pasamos a las generalizaciones, saltándonos las particularidades del caso. Ante un problema, no debemos empezar por el estudio de las soluciones sino después de analizar las circunstancias contextuales, las líneas fuerzas de su situación, las tendencias relevantes, los escenarios significativos. La prueba “objetiva” realizada de forma descontextualizada, se torna “muy subjetiva”, sesgada, errónea y, finalmente, lleva al estudiante o investigador hacia un camino sin salida: crea en sí misma un problema, consolida y estructura problemas –concluyó el Maestro Gin y Seng. Y, entrando en un estado de meditación, escribió en su pizarra: Solamente explorando nuestras mentes podremos encontrar, lograr y expresar la bella y gloriosa Naturaleza. Capítulo 17. Ley del Termostato Hacía un tremendo calor de verano aquella tarde. El Maestro Gin y Seng, después de observar cómo trabajaba el aprendiz Cielo-Estrellado-De-Una-Noche-De-Verano, le dijo: -Me gustó la forma en que hiciste eso. Fuiste tan paciente... Me gusta tu sensibilidad para manejar este tipo de problemas. En resumen, admiro como resolviste la situación. -Gracias por su amabilidad, maestro. Eso me hace sentirme mejor –contestó Cielo-Estrellado-De-Una-Noche-De-Verano-. Estaba ansioso de conocer cómo hago las cosas. -¡Viva! ¡Hemos descubierto la ‘Ley del Termostato! –gritó mientras alzaba los brazos el Maestro Gin y Seng-. Conoces el termostato, ¿no? -Claro, maestro –repuso el aprendiz-. Es lo que necesitaríamos aquí con este calor sofocante... ¡Un aparato de aire acondicionado con un buen termostato! -Sí, tal vez..., el mismísimo Buda solía tomar asiento a la sombra de la higuera que crece en la India... –dijo pensativo el Maestro Gin y Seng-. Lo cierto es que un termostato es un dispositivo que mide y regula la temperatura que se ha fijado, encendiendo y apagando automáticamente el aparato o sistema de calefacción o climatización. Lo podríamos llamar “feed-back”. El modelo de feedback cibernético fue originado al investigar la tecnología de los termostatos y la regulación de las máquinas de vapor. El concepto de feedback está tomado de la mecánica. Norbert Wiener, que fue el inventor de la cibernética, definía este concepto como todo método que se emplea para controlar un sistema, reinsertando en él los resultados de su actividad anterior. -Con el tiempo –continuó tras una breve pausa-, este concepto se ha ido ampliando para incluir en su significado casi todo lo que ocurre en los procesos de comunicación y que sirven para regular, más que controlar, la conducta de las personas que se comunican. Se define feedback en el ámbito de la formación, como “proporcionar información del maestro que observa al aprendiz que ejecuta una tarea” –explicó el Maestro Gin y Seng. El Maestro comenzó a meditar (¿o era la modorra de la tarde sin termostato que regulara el calor del verano?): «El feedback es la gasolina que hace que mejore la competencia. Los aprendices desean preguntar ¿cómo lo hago? Los maestros tienen que dar feedback a sus aprendices. Esto significa básicamente decirle lo que piensa de su comportamiento o informarle sobre las implicaciones de sus acciones. El feedback es una herramienta eficaz y específica para capacitar a las personas, porque les permite comprender dónde están sus fortalezas y debilidades y las áreas que deberían cambiar, les permite conocer los progresos que están efectuando en relación a sus metas personales, y les indica que el maestro se está tomando interés en lo que están haciendo. El feedback es “capacitador” porque contribuye a la auto-concienciación de las personas... Puede ser la única experiencia del estudiante en la cual una persona dedica su tiempo a ayudarle a entender sus puntos fuertes y débiles». Y el Maestro Gin y Seng escribió en su pizarra: La ola de sentimiento enviada hacia la conciencia que nos rodea, retorna a nosotros de la manera en que la enviamos. El resultado de proyectar amor al propio entorno, es que el amor proyectado retorna a quien lo envió, como un eco.
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