Susana Concha Sanz, Mar Torre Ruiz y Alejandra Hurtado Aguilar Enfermeras PEAC. Gerencia de Atención Integrada de Guadalajara. Guadalajara (España). Correspondencia: Susana Concha Sanz. Centro de Salud de Maranchón. Paseo de la Alameda, s/n. C.P. 19280. Maranchón - Gudalajara (España). Correo electrónico: sconcha@sescam.jccm.es Recibido el 2 de junio de 2014. Aceptado para su publicación el 8 de septiembre de 2014. RESUMEN Objetivo: Conocer el patrón de consumo de tabaco y alcohol en estudiantes de primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) en una población rural. Diseño del estudio: Estudio descriptivo transversal. Emplazamiento: Instituto de Enseñanza Secundaria de Molina de Aragón – Guadalajara (España). Participantes: 156 estudiantes de 1º y 2º de la E.S.O. Mediciones principales: Variables socio-demográficas (edad, sexo, curso escolar, asociaciones y deportes), consumos de tabaco y alcohol, tipos, motivaciones y modelos familiares. Resultados: Tasa de respuesta 97,4 %. Edad media (± desviación estándar) 12,96 ± 1,4 años; 52,2 % varones. El 29,6 % ha fumado, con una edad media de inicio de consumo de 11,92 años en varones y 12,05 en mujeres. Las chicas presentan mayor frecuencia de consumo con respecto a los chicos (32,8 % vs. 21,4 %; p=0,13). Respecto al consumo de alcohol, el 27,6 % reconocen haberse iniciado, con una edad media de 12,25 años en mujeres frente a 12,42 en varones. Las chicas presentan un consumo de alcohol del 35,9 %, frente al 20 % de los chicos (p=0,036). En 1º de la E.S.O. beben o fuman el 5,3 %, y en 2º el 32 % (p<0,05). El 38,2 % fuman todos los días; el 78,6 % de los que beben lo hacen en la modalidad de “botellón”. La máxima motivación hacia el consumo es porque le gusta (59,5 % en el caso del alcohol y 60 % en el tabaco). Entre los que fuman, en el 46,6 % de los casos sus familias también lo hacen delante de ellos (43,2 % en el caso de los que beben). La pertenencia a asociaciones o la práctica de deportes no demuestran influir en estas edades para evitar consumos. Conclusiones: En esta población preadolescente investigada hay un comienzo de consumo temprano, siendo las chicas más activas. Se observa un gran cambio de 1º a 2º curso en los hábitos de consumo, sin tener influencia la práctica deportiva y sí el entorno familiar. Palabras clave: Consumo de tabaco. Consumo de bebidas alcohólicas. Adolescentes. Relaciones Familiares. Deportes. ABSTRACT Tobacco and alcohol consumption in the first and second year of secondary education in a rural population Study Objective: To establish alcohol and tobacco consumption patterns in students in the first cycle of Obligatory Secondary Education (ESO), (ages: from 12 to14) in a rural town. Design: Cross-sectional descriptive study. Setting: Public Secondary School in Molina de Aragón, Guadalajara (Spain). Participants: 156 students in the first and second year of Secondary Education. Main measures: Socio-demographic variables (age, sex, school year, associations and sports), alcohol and tobacco consumption, types, motivations and family models. Results: The response rate was 97.4%. Mean age (± standard deviation):12.96 ± 1.4 years. 52.2% were men. 29.6% participants had smoked, with average starting age of 11.92 in men and 12.05 in women. Girls show higher consumption frequency with respect to boys (32.8% vs. 21.4%; p=0.13). Regarding alcohol consumption, 27.6 reported they started drinking at an average age of 12.25 years in women vs 12.42 in men. Alcohol consumption rate was 35.9% for girls compared to 20% for boys (p=0.036). In the first year of ESO (12-13 years-old), 5.3% of students were smokers or reported drinking, while in the second year (ages from 13 to 14) that percentage increased to 32% (p<0.05). 38.2% smoked every day; while 78.6% of those who drink alcohol usually did it during the so-called “botellón” (outdoor binge drinking). The highest motivation for drinking is because they like it (59.5% in the case of alcohol and 60% for tobacco). Among smokers, in 46.6%, their families also smoked in front of them (43.2% in the case of alcohol consumption). Association membership or sport practice did not seem to have an influence at this age to prevent consumption. Conclusions: In this pre-teen group studied there is an early start of alcohol/tobacco consumption, being girls more active. An important change has been observed from the first to the second year of secondary education in relation to consumption habits, without having influence from sport practice but being affected by the family environment. Key words: Tobacco Consumption. Alcoholic Drinks Consumption. Adolescents. Family Relations. Sports. INTRODUCCIÓN El consumo de alcohol y tabaco, como drogas legales, representa uno de los principales problemas de salud pública en nuestro país, con un gran gasto sanitario1,2 y una industria fabricante que tiene una fuerte influencia en la sociedad, fomentando estos consumos3. Tabaco y alcohol son las sustancias psicoactivas de mayor prevalencia según el informe del Plan Nacional sobre Drogas4. Para los adolescentes españoles el consumo de alcohol y tabaco está normalizado e integrado en su ambiente familiar y social5,6. Al estar legalizadas estas sustancias pueden no ser consideradas como drogas, aunque crean hábito, que suele estar asociado al ocio. La adolescencia es la etapa con más riesgo de inicio del consumo de drogas, debido a sus propias características evolutivas, como la búsqueda de identidad personal e independencia, el alejamiento de valores familiares y un énfasis en la necesidad de aceptación por el grupo de iguales7,8. Por lo general, aunque los adolescentes afirmen conocer los efectos nocivos de estas sustancias, los relativizan. Hay autores que nos dicen que además de los efectos nocivos que afectan a su salud, también pueden influir en el fracaso escolar, embarazos no deseados, alteraciones afectivas, etcétera8. Basándonos en estas premisas, diseñamos un proyecto de investigación cuyo objetivo principal fue conocer el patrón de hábitos de consumo de tabaco y alcohol en los adolescentes de nuestra zona y sus condicionantes (familia, amigos, ocio...) hacia este consumo, lo que puede ayudar a realizar futuras intervenciones sanitarias y educativas por parte de instituciones públicas y asociaciones que están en contacto directo con estos adolescentes. SUJETOS Y MÉTODOS La comarca de Molina de Aragón, situada al noreste de la provincia de Guadalajara, y con una extensión de 4.308,8 km2, consta de un total de 78 términos municipales y 49 entidades locales menores asociadas. Molina de Aragón, además de dar nombre al Señorío y al Parque Natural del Alto Tajo, es el municipio de referencia, centro económico y de servicios de toda la comarca, situado a 140 km de Guadalajara capital. Con escasa industria, es un área principalmente agrícola y ganadera. Existe un envejecimiento progresivo de la población con un índice de dependencia del 54 % (46 % en el Área Sanitaria de Guadalajara), longevidad del 64,5 % (58 % en el Área) y maternidad del 17,8 % (24,4 % en el Área)9. El Instituto de Educación Secundaria de Molina de Aragón es el único centro educativo de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) de la comarca. Acoge a un total de 339 alumnos, de los que 77 pertenecen a 1º de la E.S.O. y 79 a 2º, que son los alumnos elegidos para realizar el estudio, ya que consideramos, al igual que otros autores2,3, que es a estas edades cuando la mayoría de los adolescentes tienen una primera aproximación a consumos de tabaco y alcohol. Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal. Los datos fueron recogidos de los alumnos asistentes a clase, por medio de un cuestionario anónimo autocumplimentado, que fue elaborado basándonos en estudios previos similares10,11, recogido por el propio equipo de investigación. En dicho cuestionario se recogen variables para reconocer el perfil de consumo (quién, cómo, cuándo...), variables influyentes de consumo (familia, grupo de iguales...) y variables protectoras (asociacionismo, deporte...) (Anexo). En el análisis univariante se obtuvieron las medias o proporciones en función de la variable. En análisis bivariante se usó la prueba de la c2 para variables cualitativas y la t-student o ANOVA en comparaciones de variable cuantitativa con cualitativa, utilizando siempre como criterio de significación una p<0,05. No se realizó comprobación previa de la normalidad de las variables, asumiéndose la distribución normal al ser el número de sujetos de cada variable superior a 30. Para la obtención de los datos, cada respuesta se llevó a una hoja Excel y se analizó con el programa SPSS v.15. El estudio se realizó con la aprobación del Consejo Escolar y la supervisión y apoyo de la Unidad de Calidad, Investigación y Docencia de la Gerencia de Atención Integrada de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM). RESULTADOS Se estudió a una población de 156 estudiantes de 1º (77) y 2º (79) de E.S.O., repartidos en tres clases por curso. Se obtuvo una tasa de respuesta general de un 97,4 %, respondiendo todos los alumnos presentes ese día en clase y habiéndose estudiado todas las encuestas independientemente del nivel de respuesta. Estos alumnos presentaban una edad media (DE: desviación estándar) de 12,96 (1,4) años, siendo el 52,2 % varones. Con respecto al consumo de tabaco, el 29,6 % de los encuestados fumaba o había fumado alguna vez. El consumo era superior en el sexo femenino (32,8 %) con respecto al masculino (21,4 %), aunque sin diferencias estadísticamente significativas (p=0,13). En cuanto a la edad de inicio, ésta era ligeramente inferior en los varones con respecto a las mujeres (11,92 vs. 12,05 años; p>0,05) (tabla1).
El 38,2 % de los alumnos que fumaban lo hacían a diario, siendo la media de consumo de 5,35 (DE 1,92) cigarrillos semanales. El 74,3 % fumaba con amigos, y un 32,4 % de los alumnos fumadores reconocían fumar también otro tipo de sustancias. Habitualmente (71 %) conseguían el tabaco a través de algún miembro del grupo que fuera mayor de edad. El motivo principal que les llevaba al consumo era “porque le gustaba” (60 % de los alumnos fumadores). Un 94,1 % del total de los alumnos decía conocer los efectos nocivos del tabaco (88,6 % entre los fumadores vs. 84,8 % entre los no fumadores; p>0,05). Con respecto al alcohol, el 27,6 % reconocía su consumo. Al igual que con el tabaco, el consumo era superior en el sexo femenino con respecto al masculino (35,9 % vs. 20 %), en este caso con diferencias estadísticamente significativas (p=0,036). Sin embargo, aquí la edad de inicio del consumo era inferior en las mujeres frente a los varones (12,25 vs. 12,42 años; p>0,05). Al igual que con el tabaco, la mayoría decían beber porque les gustaba (59,5 %) (tabla 2).
El 97,7 % bebían con amigos, siendo la modalidad principal en modo “botellón” (78,6 %). Las bebidas más habituales fueron los combinados (87,2 %) seguido del vino/calimocho (10,3 %) y cerveza (2,6 %). Un 25,6 % decía haber abusado del alcohol, teniendo como consecuencia los vómitos (87,5 %) y la inconsciencia (12,5 %). Un 85,9 % de los alumnos decía conocer los efectos nocivos del consumo de alcohol (91,3 % en los bebedores frente a 83,3 % en los no bebedores; p>0,05). Es de destacar que el 38,1 % de los alumnos encuestados consumía al menos alguna de las dos sustancias; de estos, el 43,2 % fumaban y bebían. Se observó un incremento en la frecuencia de consumo en el paso de 1º a 2º de E.S.O. (5,3 % vs. 32 %, respectivamente; p<0,05). En cuanto a los factores que entendemos como facilitadores del consumo de estas sustancias, se estudió la influencia del consumo familiar y del grupo. En las familias fumadoras, el 45,6 % de los alumnos fumaban, frente al 13,6 % en las familias no fumadoras. Con respecto al consumo de alcohol, este era del 43,2 % en los alumnos de familias que bebían delante de sus hijos frente al 36,4 % de los alumnos cuyas familias no bebían. El 7,1 % de los estudiantes criticaban el consumo dentro del grupo, el 13,0 % hacía lo mismo que los demás, el 14,9 % decía cambiar de grupo, y el 64,0 % no participaría de lo que hiciera el grupo. Se estudió si el deporte y el asociacionismo pudieran ser factores protectores ante el consumo de tabaco y alcohol. De los alumnos que practicaban deporte (79,7 %), el 28,0 % fumaba y el 30,8 % bebía, frente al 26,7 % y 20,0 %, respectivamente, entre los que no practicaban deporte (p>0,05 en ambos casos) (figura 1). De los alumnos que pertenecían a alguna asociación (30,5 %), el 23,3 % fumaba y el 23,3 % bebía, con respecto al 27,6 % y 30,6 %, respectivamente, en los que no eran miembros de ninguna asociación (p>0,05) (figura 2).
DISCUSIÓN La adquisición del hábito tabáquico parece estar influenciada por un factor social7,8. El cigarrillo marca en adolescentes el acceso psicológico al mundo de los adultos. Fumar por primera vez suele resultar una experiencia desagradable, pero al sentirse igual e integrado o incluso superior en un grupo, suaviza esta experiencia y puede invitar a repetirla. La nicotina es una droga adictiva y como tal provoca tolerancia, dependencia física y psicológica12. Según estudios previos, la prevalencia de fumadores varía, pero la tendencia desde hace ya más de 10 años es de descenso, aunque el comienzo del hábito se hace a más temprana edad, sobre los 13-14 años13-15. En nuestro estudio podemos observar cómo esta media de edad baja todavía más. La permisibilidad social hacia el tabaco se ha reducido debido a la legislación16, pero a pesar de ello observamos una gran facilidad en recurrir a su compra, al igual que en otros estudios17. Al tabaco no se le atribuye una relación social tan clara para facilitar las relaciones como ocurre con el alcohol, de manera que salvo al inicio, en el que actúa la presión grupal, el consumo de tabaco es más individualista18. Aún así, el comienzo en adolescentes se hace en edades más tempranas, aunque su abandono también ocurre en adultos jóvenes13. Acerca del consumo de alcohol, estos adolescentes beben cantidades muy elevadas y de alta graduación, en un corto espacio de tiempo, en la calle y durante el fin de semana, consumo similar al referido en otros estudios19,20 (con el fenómeno social del “botellón” desde los años 90). Es muy significativo a la hora de tomar medidas el gran cambio que se observa en el paso de 1º a 2º de la E.S.O. La diferencia apreciada respecto a consumo de tabaco y alcohol de los dos cursos, creemos que se debe al paso de los 12 a los 13 años, donde los niños pasan del núcleo familiar a ampliar círculos sociales y a tener exposiciones de riesgo21,22. Es por ello que se justificará que las intervenciones preventivas vayan dirigidas a estas edades, a través de la modificación de los factores de riesgo y protección22, y antes de iniciar o consolidar el consumo de tabaco o alcohol. El inicio de consumo de alcohol y tabaco, así como su mantenimiento en el tiempo, depende de cómo sea la influencia del entorno, la actitud personal y el modelo familiar. Esta situación familiar concreta, en la que se produce el consumo en sí, crea una normalización de dicho consumo en el primer círculo social23,24. Nuestra cultura y dieta mediterránea y sus costumbres sociales influyen notablemente25, no teniendo en cuenta el efecto negativo que puede producir26, sobre todo en los adolescentes. Así se evidencia tanto en nuestro estudio como en otros artículos revisados6,27,28. En estudios anteriores no se apreciaba la diferencia de porcentajes de consumo de tabaco y alcohol entre ambos sexos29. Posteriores estudios pasan a considerar el sexo femenino como factor de riesgo en la frecuencia de consumo en E.S.O. por su mayor prevalencia30. Esta circunstancia también se constata en nuestro estudio, con un 21,9 % del total de chicas adolescentes que fuman y beben, a diferencia del 11,4 % de chicos que también lo hace. Uno de los datos más llamativos que hemos podido observar en este estudio es la relación entre consumo y práctica deportiva. Existe la creencia generalizada de que la participación en actividades deportivas limita el uso de sustancias adictivas, aunque algunos trabajos31,32 encuentran que los deportes colectivos se asocian en mayor medida con su abuso, al contrario que las modalidades individuales. Aspecto similar ocurre en nuestro estudio, tanto en los deportes como en los movimientos asociativos. Las dos actividades en estas edades tempranas son lugares de sociabilización y encuentro y, por tanto, lugar de intercambio de experiencias y hábitos. A modo de conclusión y con los datos recogidos, teniendo en cuenta que la encuesta no ha sido validada y reconociendo las limitaciones reales para hacer comparativas con otros estudios similares en nuestra geografía local no urbana, podemos decir que en esta población rural estudiada el patrón de consumo tiene una edad de inicio inferior que en otras zonas urbanas, siendo llamativo el cambio de hábitos entre los alumnos de 1º y 2º, debiendo por tanto incidir en la realización de intervenciones educativas ya desde la educación primaria y durante el primer curso de secundaria. Coincidiendo con el resto de los estudios comparados, el consumo en estas edades tempranas es más frecuente en el sexo femenino, siendo un consumo principalmente social y concentrado durante el fin de semana, a pesar de las medidas gubernamentales tomadas ya hace años al respecto, tanto con respecto al “botellón” como al acceso a la compra de estas sustancias. Al no observarse a estas edades relación directa entre los consumos y la práctica deportiva, y sí sobre el consumo en el ámbito familiar, habría que plantearse hacia donde deberían ir encaminados los planes de educación sanitaria preventiva. Quizá no sea solo sobre estos adolescentes en los que debemos de trabajar, promoviendo acciones dirigidas a la prevención, protección y modificación de los factores de riesgo4, 21,22, sino también sobre sus familias y entornos sociales, deportivos, educativos, etc. AGRADECIMIENTOS A los alumnos participantes en la investigación, por su tiempo e interés. Al equipo directivo del Instituto de Educación Secundaria de Molina de Aragón, por las facilidades y preocupación demostrada en el proyecto, sus resultados y futuras intervenciones educativas propuestas. Al Departamento de Docencia e Investigación de la Gerencia de Atención Integrada de Guadalajara (SESCAM), y a su responsable, Rafael Magro, por su valiosa y profesional ayuda.
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